Capítulo 40
No había avanzado mucho cuando su celular comenzó a sonar.

Gabriel acababa de detener el carro en un semáforo en rojo. Tomó el celular y vio que era un número sin registrar.

Era Regina.

Tuvo un presentimiento y contestó de inmediato.

La voz alarmada e inquieta de ella llegó desde el otro lado de la línea:

—Gabriel, se acaba de ir la luz mientras me bañaba. Creo que se quemó un fusible, ¿podrías venir a ayudarme?

Regina añadió con rapidez:

—Pensaba llamar al casero, pero ya es muy tarde y me da un poco de miedo.

Gabriel no titubeó y solo le indicó con voz grave:

—Vístete. Voy para allá de inmediato.

—Claro, mil gracias.

En cuanto colgaron, Gabriel dio vuelta en la siguiente esquina y regresó.

...

Regina se vistió y esperó en el pasillo.

Al ver a Gabriel salir del elevador, corrió hacia él, contenta.

—¡Llegaste!

Había comprado herramientas y cable en el camino, así que en poco tiempo reemplazó el fusible.

Regina fue al baño y encendió el calentador de agua eléctrico un rato. Solo cuando
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