El sonido de la puerta del baño abriéndose la hizo saltar.
—¡Maldición! —susurró Lyra se apresuró a dejar el tenedor en la bandeja y correr a la cama, miró hacía la ventana de nuevo intentando controlar su respiración mientras tragaba el último pedazo de carne.
Ragnar apareció aún secándose el cabello con una toalla. Tenía el torso desnudo, el pantalón de tela suelta colgándole con descuido en la cadera. Se detuvo al ver la bandeja vacía.
Levantó una ceja viendo hacía donde estaba Lyra, ella podía ver por el reojo que él la estaba viendo, podía sentir su aroma mezclado con el jabón, aunque fingía estar tranquila su corazón estaba acelerado, pero no se movió.
Él caminó hasta la mesita y examinó el plato. No solo se lo había comido todo, sino que lo había dejado limpio. Había usado pan para limpiar la salsa. Todo un crimen bien ejecutado.
—Curioso —dijo en voz alta, con fingido desinterés—. La comida desapareció por arte de magia mientras me bañaba.
Lyra suspiró, pensó en echarle la cu