Ser curvy y tener los ojos rojos, era algo que los miembros la manada Luna Roja no podían perdonar. Hicieron la vida Kara un infierno desde el día de su nacimiento. Ella pensó que todo cambiaría cuando fue elegida por la Diosa como la Luna del alfa. Sin embargo, él la despreció y rechazó delante de todos para entregarse a otra mujer. No le importó romper el vínculo que los unía, aún sabiendo que en su vientre llevaba a su hijo. Herida y devastada, a Kara no le quedó más que aceptar que el hombre que pensó que la amaba no sentía nada por ella. Pero cuando el vínculo se rompió, se dio cuenta de que su sufrimiento no terminaba ahí. El dolor que sintió era tan fuerte que cayó al suelo y todo a su alrededor se oscureció. Cuando despertó, descubrió que había sido abandonada a su suerte. El alfa había ordenado que fuera arrojada en la jungla, sin mostrar una gota de piedad… Y un hombre de piel oscura le decía que ella era su compañera.
Ler mais«¿Este embarazo es la confirmación de que soy la elegida, Diosa?». preguntó Kara mentalmente a la diosa luna, mientras se frotaba el vientre en una leve caricia delante del espejo. «¿Estás bendiciendo con un hijo el amor que Rohan y yo sentimos el uno por el otro?»
Una sonrisa de felicidad dividió los labios de Kara. En ese instante se sentía la mujer más feliz del mundo. Nada podría oscurecer su alegría. Todo gracias a la Diosa que le había revelado su embarazo en un momento en que se sentía abrumada por el gran día. En unas pocas horas sería coronada como la Luna de la manada y estaba segura de que muchos miembros estarían en contra. Ella misma había tenido dudas, se preguntaba una y otra vez que tenía de especial para tener el favor de la Diosa Luna. Le había dado por compañero a un alfa y no a cualquiera, era la mate del alfa Rohan de la manada Luna Roja. Había crecido entre burlas por su aspecto, no era la loba más hermosa de la manada, ni siquiera estaba entre las más bonitas, era fea y lo sabía. Sin embargo, sus inseguridades se escondieron cuando Rohan comenzó a visitarla en sus aposentos noche tras noche. Él no paraba de elogiarla y de decirle que para sus ojos era la más hermosa. Tanto amor recibió de él, que no pudo negar el vínculo. Estaban destinados a estar juntos. Nada ni nadie podría separarlos si la voluntad de la Diosa era verlos como compañeros. El que estuviera en contra de su unión no iba a poder hacer nada durante la coronación, tendrían que hacerle frente al alfa y no creía que fueran tan tontos para enfrentarse al lobo más fuerte de la manada. Si intentaran dañarla, su compañero se encargaría de enfrentar a su agresor. —Te amo tanto, Rohan. Seremos muy felices. Trabajaré tan fuerte a tu lado, que no tendrás motivos para avergonzarte de tu luna —murmuró Kara, acariciándose el vientre una vez más antes de regresar a realizar las labores que normalmente hacía para la manada, aunque esta vez era especial. Para la coronación se iba a celebrar una gran fiesta. La comida sería abundante y ella tenía que contribuir para que nadie quedara con hambre. A pesar de que su lista de invitados era muy corta porque tenía muy pocos amigos, la de Rohan era muy larga. El alfa quería crear nuevos lazos con mandas vecinas y no quería perder la oportunidad de hacerlo durante una celebración tan importante. A Kara no le agradó la idea, pero si quería ser una buena compañera tenía que aprender a entender y a apoyar las decisiones que tomaba su compañero como alfa. Rohan se lo repetía cada vez que ella se quejaba al ver un invitado que no le gradaba porque tenía fama de ser problemático y cruel. —Tengo que invitarlos, es una buena estrategia hacerlo ese día. Lo verán como una falta de respeto si no están a mi lado en un día tan importante. Tengo que ser inteligente, Kara, ¿entiendes ahora por qué lo hago? Kara no entendía, pero tampoco quería quedar como una tonta, lo único que le quedaba era asentir con la cabeza y sonreír. Ella esperaba que tuviera en cuenta sus opiniones luego de la coronación. Se pasó una mano por el vientre, recordando que su hijo sería el futuro alfa. Su padre sería el encargado de educarlo para ser un buen líder. Si su deseo era estar al lado de los dos, tendría que acostumbrarse a las opciones que podrían tomar para resolver un problema. Sonrió al recordar la vida que crecía en su interior. Su existencia no era de dominio público, ni siquiera Rohan sabía que estaba embarazada. Lo había descubierto esa mañana, luego de que él abandonara a escondidas su pequeña casa. Kara planeaba darle la noticia de que iba a ser padre cuando terminara la ceremonia y estuvieran a solas. Imaginaba que harían otra fiesta en la que no se sentiría cómoda, por lo tanto, deseaba que tuvieran un tiempo, por muy corto que fuera, donde solo ellos dos pudieran disfrutar de la noticia. —Llegas tarde y, aun así, te das el lujo de caminar despacio —la voz del jefe de los cazadores la sacó de sus pensamientos—. ¿Por qué no cambiaste para llegar rápido? Kara quiso excusarse, pero no le dio la opción de comentarle que había visitado a la sanadora porque no se había sentido bien en la mañana. Milo Rayne le dio la espalda y entre insultos le ordenó ponerse a trabajar. —Cuando sea oficialmente la luna, quiero verte repetir esos insultos —le dijo entre dientes, aunque no fue escuchada, Milo ya se alejaba sin darle una segunda mirada. ─── · 。゚☆: *.☽ .* :☆゚. ─── Ya era la hora. Las manos de Kara sudaban mientras permanecía fuera de la casa grande donde se realizaban los banquetes. Durante todo el día no había podido ver a Rohan y se sentía nerviosa porque no habían ensayado los ritos que se realizarían durante la ceremonia de coronación. ¿Y si se equivocaba y hacía que su compañero pasara vergüenza? Sin embargo, no podía dilatarlo más, tenía que ser valiente y confiar en que todo saldría bien. Con un suspiro profundo empujó la puerta de madera maciza, esperando encontrar del otro lado a Rohan aguardando por ella. Pero, se llevó una sorpresa al descubrir que él ni siquiera se acordaba de ella, caminaba entre los invitados con una mujer del brazo. Enojada porque esa noche giraba en torno a ellos dos y él se divertía con otra mujer, se acercó a ellos con pasos apresurados. Cuando estuvo a su lado, tomó a Rohan por el brazo que tenía libre para que le prestara atención. —¿Puedes explicarme que significa esto? —preguntó Kara, mientras señalaba con un dedo a la mujer que continuaba del brazo de su compañero. —¿Esto? ¿No lo ves? Es la mujer que he escogido para que sea mi Luna —respondió Rohan con burla. —Pero… pero, tu Luna soy yo —dijo Kara con voz entrecortada. —¿De verdad crees que con tu apariencia eres digna de ser mi Luna? —le dijo el alfa con desprecio. Kara observó a la mujer de piel clara y piernas largas. Sus ojos azules resaltaban en su hermoso rostro. Parecía una muñeca Barbie de piel tersa. Luego se observó a sí misma, era completamente diferente. Mientras la otra mujer podía ser confundida con una modelo, su figura era redondeada y su piel bronceada. Si las comparaban ella saldría perdiendo. No era más que un patito feo que nadie quería. —Entonces, ¿por qué sigues durmiendo conmigo? —le preguntó al alfa conteniendo el dolor que estaba hiriendo su corazón.Darius se apresuró para llegar a su casa pronto. Con la traición rondando por el clan y la inminente llegada del cachorro que esperaban, no le gustaba dejar mucho tiempo a Kara sola. Cada día que pasaba y se acercaba la fecha del parto, la ansiedad de su compañera aumentaba. Tenía miedo de que hubiera problemas durante el nacimiento. La aterrorizaba que Talon atacara mientras estaban entretenidos. Por más que él le prometía que la seguridad de todos estaba garantizada, la inquietud y el estrés hacían mella en ella. Cuando abrió la puerta de entrada, se sorprendió al verla sentada en uno de los sillones de la sala. Estaba tan concentrado en Kara que no se dio cuenta de que su madre también estaba en la habitación. Su sentido desarrollado del olfato no le advirtió de la otra presencia.—¿Qué sucede? ¿El cachorro no te deja dormir? —preguntó preocupado, arrodillándose frente a ella y tomándole las manos entre las suyas.—Estoy bien, solo que no podía dormir hasta que me cuentes qué has s
Mientras Kara pasaba el tiempo con algunas lobas de clan, Darius se encontraba en la oficina, sumido en sus pensamientos cuando debía estar prestando atención al inventario de suministro del almacén de la manada. La sensación de peligro no lo dejaba tranquilo, su instinto le decía que se mantuviera alerta. Muchos trataban de ignorar la tensión que embargó el clan con la llegada de Talon, pero era la atmósfera era casi irrespirable.Dejó a un lado el documento del que no leyó ni una letra y se puso de pie; estaba decidido a encontrar las pruebas de la traición de su hermano. Caminó hacia la salida para encontrar algunos miembros leales que pudieran ayudarlo, pero al final cambió de idea. Fue directo a la casa de Leif, era en el único que confiaba al cien por ciento, con los demás siempre tendría una pequeña duda.—¿Tu compañera te abandonó por otras lobas y decidiste buscar consuelo conmigo? —bromeó Leif cuando abrió la puerta, pero al ver la expresión tensa del alfa, quitó la sonrisa
Algunos rayos tenues de la luna se filtraban a través de algunas rendijas en la cabaña que Talon escogió para reunirse con sus seguidores. La luz plateada se mezclaba con la brillante y vacilante de las velas, creando sombras que se deslizaban danzantes por cada lobo presente. La emoción se podía sentir en el aire y la conspiración reinaba en la habitación. Talon recorrió con una mirada llena de satisfacción la mesa que estaba rodeada de aliados decididos a seguirlo en su causa. Se sentía poderoso en la cabecera de esta. Desde allí escuchaba y daba ideas al plan de ataque.—Talon, ¿cuándo tienes pensado llevar a cabo todo esto? —le preguntó Elysian, que se había unido a la reunión con un grupo de miembros de la manada Wolheart.—El segundo día de la luna llena —respondió Talon dirigiendo la mirada a su socio de lucha.—Estamos en el cuarto día de la luna creciente gibosa, ¿por qué debemos esperar cinco días? —inquirió Elysian con el ceño fruncido—. Pensé que querías que todo se hicier
Menos de una semana le había tomado a Talon averiguar que miembros de la manada no estaban contentos con el alfa. Estaban resentidos por la muerte del líder de los ancianos. No le perdonaban que pusiera el bienestar de una extraña por encima del clan. Con la llegada de él vieron una oportunidad de regresar al orden. O eso pensaban ellos, Talon solo quería tomar el puesto que estaba seguro de que Darius le había robado. En ese instante se encontraban en su casa, quejándose y mostrando lo descontentos que se sentían. Él solo los observaba con satisfacción; por fin, su proyecto ambicioso se estaba por cumplir.Talon nunca se había sentido inferior a Darius, desde pequeños sus padres le habían dado las mismas oportunidades. Nunca habían mostrado favoritismo por su hijo biológico. Los elogios eran para los dos cachorros por igual. Como la maldición recaía por la línea de sangre, había estado seguro de que la responsabilidad iba a caer sobre sus hombros. Pero cuando murió Bjorn y anunciaron
Era mediodía y el sol iluminaba fuera del sótano, pero dentro de esas paredes el frío calaba los huesos, quizás por la pelea entre los dos lobos que había dejado un mal sabor de boca. Kara le devolvió el abrazo a Darius y comenzó a llorar. El cansancio del trabajo y el estrés por la lucha que se había desarrollado frente a ella la tenían completamente agotada. Tal parecía que había participado a la par de los dos alfas.Darius apretó el abrazo mientras la preocupación comenzaba a colarse en sus pensamientos. Levantó la mirada y la fijó en los ojos del beta. Le inquietaba que la muerte de Rohan hubiese afectado más de lo que pensó a su compañera.—Ella es fuerte. Cuando la adrenalina se agote, ella volverá a ser la misma de antes —le dijo Leif, sin dudar.El alfa asintió en agradecimiento por sus palabras y dejó un beso sobre la cabeza de su mujer. Estaba de acuerdo con Leif, pero no podía evitar seguir preocupado. Había derrotado al enemigo principal, pero todavía rondaban algunos tra
El sol estaba en lo alto; sin embargo, en el sótano solo había sombras. La tensión, que se podía cortar con un cuchillo, tenía el aire casi irrespirable. A los lejos, se escucharon algunos aullidos y Darius supo que era su gente dándole apoyo. A pesar de que había poca luz, el pelaje blanco le brillaba. Sus ojos rojos reflejaban lo decidido que estaba. En ellos se podía ver la fuerza, pero también lo enojado que se sentía. Frente a él, el lobo gris de Rohan lo miraba con arrogancia, pero en sus ojos claros podía ver el miedo que le tenía.Con el cuerpo tenso y en alerta para pelear hasta la muerte, Darius lo estudió para buscar el mejor lugar para golpearlo cuando comenzara la batalla. En el instante en que lo encontró, Rohan se lanzó hacia él, con los dientes afuera, listos para desgarrarle la garganta. Falló cuando Darius lo esquivó, no sin antes darle un golpe certero en el costado derecho del lobo gris que cayó sobre el piso ensangrentado y furioso.Darius no le dio tiempo a que s
Último capítulo