Si hay alguna canción capaz de sacarme de mi desesperación, aunque sólo sea por unos momentos, sin duda es ésta. Y el momento no podría ser más oportuno. Todo el mundo sin excepción sale a la pista, y cuando Justin grita «Hey», todos se vuelven locos.
Estoy bailando, riendo y disfrutando con Lucas cuando, de repente, me agarran por la cintura y me dan la vuelta. Es Derek, que me sonríe y señala con la cabeza hacia algo que hay detrás de mí.
—Ahí viene. Espero que estés preparada para esto —dice.
—¿Para qué? —grito por encima de la música.
Derek amplía la sonrisa, la cual revela su hoyuelo en su máximo esplendor.
—Se cree que es JT.
No tengo ni idea de qué habla. Me agarra de los hombros, me da la vuelta y veo que Nick viene hacia mí.
De repente temo que vaya a montar una escena y a sacarme a rastras de la pista de baile. No sé por qué, pero tiene la costumbre de cargarme sobre su hombro cuando le viene en gana.
Ralentizo los movimientos mientras él sigue avanzand