Entro prácticamente a rastras por la puerta principal, agotada y exhausta. Lucas está en la cocina fumándose un cigarrillo en la ventana.
—Tienes que dejar esa mierda —le digo con desprecio.
No fuma mucho, sólo un par de vez en cuando, pero es un mal hábito de todas formas.
Le da una última calada y lo tira por la ventana antes de bajarse rápidamente de la encimera.
—Me ayuda a pensar —se defiende.
Sí, siempre que lo atrapo fumándose un cigarro a escondidas me viene con el mismo cuento. Ahora se supone que debería preguntarle en qué está pensando, pero ya sé la respuesta a la pregunta.
—¿Y el vino?
Me quita el bolso de las manos, lo abre del todo y me mira con disgusto. He cometido un pecado capital: se me ha olvidado el vino.
Me encojo de hombros. Tenía la cabeza en otras cosas.
—Lo siento.
—Voy a la tienda, tú cámbiate. ¿Te apetece cenar fish and chips? —Toma su billetera de la mesa mientras mete los pies en las chanclas.
—Sólo patatas.
Recorro el pasillo hasta mi h