Me meto la camisa negra por dentro de los piratas mientras pongo mi teléfono en alta voz. Me sorprende ver lo fácil que es encontrar mis tacones de ante negro y el cinturón dorado. Hoy estoy siendo muy ordenada.
—¿Qué ha pasado con tu cita? —pregunto mientras me paso el cinturón por las trabillas del pantalón.
—Todo genial. ¿Qué has hecho mientras no estaba? —parece que quiere cambiar de conversación, lo cual me parece raro.
—Escribí algunos capítulos del libro y me va genial.
Ah, y también me reservo que Nick me llamó ayer y pasé de mal humor la mayor parte del día. ¡Qué tontería!
—Eso es estupenddo.
—¿A qué hora volviste? —pregunto. Me cansé de esperar y me bebí la mitad del vino reservada para ella después de llamarla y de que me dijera que estaba en un atasco en la intersección diecinueve de la M1.
—A las diez. Los trabajadores que volvían a la ciudad tenían todas las carreteras congestionadas. La próxima vez iré en tren.
—Que mala suerte.
—Te ire a dejar a Tu