—Estoy bien —digo para tranquilizarlo. Es bastante evidente que bien no estoy, pero no puedo perder las riendas de mis emociones en medio de un restaurante a la vista de todo el mundo. Ya me está mirando una mujer que se ha sentado unas mesas más allá. No tengo ganas de aguantar a la gente entrometida, así que le lanzo una mirada y me aparto del pecho de Nick—. Te he dicho que estoy bien —espeto bruscamente, y tomo el vaso de agua para hacer algo que no sea llorar.
—Addison —dice en voz baja, pero no puedo mirarlo. No puedo mirar a los ojos del hombre que amo sabiendo que en ellos sólo veré desprecio hacia mi persona. ¿Dejará alguna vez que me olvide de eso? Jamás lo habría hecho, pero la idea estaba ahí, y él lo sabe—. Mírame —me pide en un tono más firme y autoritario esta vez, pero lo desobedezco al ver que esa maldita mujer sigue mirándonos.
La miro directamente, indicándole con la mirada que se meta en sus putos asuntos, y pronto gira a centrarse en su cena.
—Tres.
Pongo los ojos