Capítulo 416

—Te gusta ser imposible —bromeo, y me rasco suavemente la cara contra su barba incipiente.

—Me gusta cuando te pones posesiva —me susurra al oído—. Ojalá pudiera tumbarte sobre la mesa y follarte como un animal.

No me avergüenza ni me sonroja que haya dicho esas palabras tan directas sin importarle lo más mínimo quiénes nos acompañan. Sé que sólo las he oído yo. Me giro hacia él y pego la boca a su oreja.

—Deja de decir la palabra «follar» a menos que vayas a follarme.

—Vigila esa boca.

—No.

Se echa a reír y me da un mordisco en el cuello.

—Ya te vale.

—¡Brindemos! —El tono alegre de mi tío interrumpe nuestro momento privado—. ¡Por los mellizos!

—¡Por los mellizos! —canturrea mi tía, y todos hacemos chocar nuestros vasos conscientes de que voy a ponerme tremendamente gorda.

Disfruto de mi filete, aunque no puedo dejar de mirar con anhelo al otro lado de la mesa, donde mis tíos engullen con avidez su delicioso marisco. Más tarde, Nick paga la cuenta y regresamos a casa dando un paseo.
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