Capítulo 385

Para sujetar a una persona.

Despacio, miro a Nick, que no me quita la vista de encima. Quiere ver cómo reacciono ante la pieza.

—¿Por qué está eso aquí?

—Porque yo lo pedí.

Se ha metido las manos en los bolsillos, está callado y tiene las piernas ligeramente separadas.

—¿Por qué?

—Creo que puede... ayudar —dice. Se le han puesto los ojos vidriosos y se muerde el labio inferior.

¿Ayudar? ¿Con qué? ¿Cómo va a ayudarnos a solucionar nuestros problemas un crucifijo de madera? Ni siquiera sé con qué necesitamos ayuda. Pese a mi confusión, el corazón me late cada vez más de prisa. Él está ahí de pie, con las intenciones escritas en esa frente que quita el sentido. Está causando estragos en mis constantes vitales.

—¿Con qué necesitamos ayuda? —Mi voz es un murmullo ronco cargado de deseo.

Mis constantes vitales se vuelven locas cuando se me acerca lentamente.

—Lo quieres salvaje —dice en voz baja—, y no me siento cómodo sabiendo que llevas a mi bebé en el vientre.

Se quita los Grenson y los
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