—Que te den —digo echándole el aliento en la cara antes de dar media vuelta hacia la escalera.
Espero que no haya tenido la iniciativa de cambiar también este código. No lo ha hecho. Sonrío satisfecha. Los trece pisos de escalera van a acabar conmigo, pero me alegro de que sean de bajada y no de subida.
Para cuando llego al séptimo, me he quitado los zapatos de tacón. Cuando llego al cuarto, tengo que hacer un descanso. Tengo calor, estoy sudada y quiero vomitar.
—Me cago en él —maldigo respirando hondo y reemprendiendo la marcha.
Salgo por la puerta de incendios y me doy de bruces contra su pecho. Me empuja otra vez hacia la escalera. Ni siquiera intento soltarme. Estoy molida.
Me toma en volandas y me empuja contra la pared. Estoy sudada y jadeando. Le echo el aliento agotado en la cara. He tenido que bajar andando hasta el vestíbulo; Nick respira con normalidad porque ha podido bajar en el lujoso ascensor del Gramur.
—No te voy a dar un polvo de disculpa —resoplo en sus narices. A