Se me está partiendo lentamente el corazón. Las grietas son más profundas cada día que pasa, y sé que probablemente dejaré de ser funcional. Estoy a punto. Aunque lo que más me duele es la falta de contacto, el no saber si él se está ahogando en vodka, lo que significa también que se está ahogando en mujeres. Salto de mi mesa y corro al cuarto de baño. Vomito al instante pero no creo que sean náuseas matutinas o náuseas a cualquier hora del día. Es la pena.
—Addison, deberías irte a casa. Llevas mala toda la semana. —La voz preocupada de Laura me llega desde el otro lado de la puerta del baño.
Me levanto con un suspiro, tiro de la cadena, salgo y me lavo la cara y las manos.
—Un maldito virus anda suelto —murmuro.
Contemplo la falda lápiz de color gris y la blusa negra de Laura. Se ha transformado por completo.
Las faldas rectas sosas y las camisetas de cuello alto son un recuerdo lejano. No se lo he preguntado pero, a juzgar por el nuevo vestuario, su vida amorosa v