Lo intento con todas mis fuerzas pero no puedo seguir con la boca pegada a la suya cuando me está penetrando con tanta intensidad. Lo suelto, agacho la cabeza y me agarro al colchón para no caerme mientras tira de mí sin parar.
El hilo se tensa y se rompe y los dos gritamos al mismo tiempo. Entra y sale de mí a un ritmo frenético y me lanza a un abismo sin fin de placer absoluto. Intento recobrar el aliento, mi corazón lucha por recuperar el control y mi cuerpo se convulsiona a su aire. Nick maldice y se arquea una vez más; luego, la ardiente sensación de su orgasmo me inunda.
—Por Dios santo —suspira saliendo de mí y echándose de espaldas.
Me doy la vuelta y me subo encima de él, con las piernas abiertas sobre sus caderas y tumbada sobre su pecho. Hundo la cara en su cuello.
—Eso no ha sido sexo soñoliento —digo mientras beso la vena palpitante de su cuello.
—¿No? —jadea.
—No. Eso ha sido un puto polvo soñoliento —hago una mueca al percatarme de que acabo de soltar un ta