Me adelanta y me mira a los ojos sin soltarme la muñeca.
—Lo has dicho a propósito —dice.
¡Sí, claro que sí! ¡Igual que él ha venido expresamente al Royal Park para sabotear mi reunión!
Lo miro a través del mar de lágrimas que se agolpan en mis ojos.
—¿Por qué? —Es una pregunta sencilla.
Mira al suelo.
—Porque te quiero.
—Eso no es una razón. —Mi tono sugiere que me siento derrotada. Lo estoy.
Me observa, horrorizado, y me pone firme con su increíble mirada.
—Lo es. Además, tiene fama de ser un mujeriego.
Vale, ahora se está inventando cualquier excusa para justificar su comportamiento irracional. Si me quiere, debería apoyarme en mi trabajo, no sabotearlo. Sé que estoy siendo un poco melodramática pero esta situación podría tener un impacto terrible en mi floreciente carrera, ¿y todo porque él cree que Marcus es un mujeriego? ¿Basándose en qué?
—No puedes sabotear todas mis reuniones con clientes del sexo opuesto —le digo, agotada. No confío en absoluto que vaya