Le clavo una mirada de sospecha pero él no levanta la vista del ordenador. Esto es increíble. Nick se me ha adelantado. Sabía que se los iba a pedir a Clive.
—¿Ha hablado Nick contigo?
—No. —Niega con la cabeza y sigue sin querer mirarme.
—Claro que no —suspiro, doy media vuelta y salgo del vestíbulo. El señor es muy astuto y yo tengo la mosca detrás de la oreja.
—¡Addison! —Clive corre detrás de mí—. Han llamado de mantenimiento. Ya han hecho el pedido de la puerta pero, como la tienen que enviar desde Italia, tardará en llegar. —Camina a mi lado. —Deberías llamar a Nick y comunicárselo a él. —Sigo andando y él no se separa de mí.
—Ya lo hice, Addison, y el señor White me dijo que tengo que consultar contigo todo lo que esté relacionado con el ático.
Freno en seco. ¿Que ha dicho qué?
—¿Perdona? —sueno confundida.
Clive parece nervioso.
—El señor White... me dijo... eh... que ahora vivías aquí y que tenía que informarte de cualquier cosa relacionada con el ático