Pongo la primera a toda prisa y piso el acelerador. Arranco dejando una nube de humo tras de mí.
Acelero por el camino de acceso bordeado de árboles. La cabeza me da vueltas a causa de la ansiedad.
Intento bloquear todo lo demás y centrarme en la carretera que tengo delante. No debería conducir. Tengo los sentidos nublados.
Miro el salpicadero y me doy cuenta de que voy a una velocidad absurda, sin luces y sin el cinturón.
No estoy en lo que tengo que estar. Las puertas aparecen ante mí y levanto el pie del acelerador.
—Abrance, por favor —ruego mientras pongo el punto muerto.
Al golpear el volante con frustración, hago sonar el claxon y doy un respingo en el asiento.
El sonido de un coche que se acerca atrae mi vista hacia el retrovisor. Las luces se aproximan.
—¡Maldita sea! —exclamo.
El coche derrapa, se detiene detrás de mí y la puerta se abre de golpe.
Nick sale y se acerca a paso ligero a mi Tiny. Es evidente que está furioso. ¿Y todo por qué? ¿Porque no ha follado?
De