Capítulo 158 —El mundo del Diablo
Narrador:
Eros daba vueltas en la cama, incapaz de dormir. El reloj marcaba las dos y media de la madrugada, y su habitación estaba en completo silencio, salvo por el zumbido lejano del router encendido en la sala.
Miraba el techo, apretaba los puños. El Diablo le había dicho que no se metiera, que no necesitaba su ayuda. Pero Eros no podía quedarse quieto. Algo dentro suyo le ardía, como un motor encendido.
De pronto, se sentó. Tomó su celular del escritorio, desbloqueó la pantalla y buscó un número en particular. Sabía que a esa hora su amigo Leo seguiría despierto; el tipo vivía enchufado a su computadora, siempre entre juegos, códigos y foros clandestinos.
Marcó.
—¿Eros? ¿Tú? —respondió Leo, sorprendido, con voz adormilada.
—Hey, sí, soy yo. Perdona la hora, hermano… pero necesito que me expliques algo.
—¿Algo tipo tarea? Porque sabes que ya pronto empezamos con los exámenes
—No, no, no es de eso. Mira… —bajó la voz, aunque estaba solo —Supongamos