Como el matrimonio de Emili era mañana, tuvimos que volar de inmediato. Ella insistía en que nos quedáramos en el palacio, pero preferí alojarme en un hotel junto a Arya. Ryan y Lauren también vinieron con nosotros.
No por capricho, sino por seguridad.
Casi diez horas de vuelo. Tres ya transcurrieron y mi avión privado se volvió un nido de tensión. Ryan mira a Lauren. Lauren ignora a Ryan hablando con Arya. Y Arya... bueno, yo no existo.
—Si hubiera sabido esto, me vengo solo —susurré, viendo la ventanilla.
—Debes saber que eso que dijo Dmitry es mentira —dijo Ryan, su voz sonaba más baja—. Yo amo a Lauren. Al principio hice el contrato... por lo mismo que tú, pero al conocerla, me enamoré.
Cerré los ojos, suspiré y lo miré.
—Escucha, hermano —se sentó junto a mí—. No te pido explicaciones. Es tu vida y ambos estamos jodidos por la familia que nos tocó —sonreí con ironía—. Cuando se trata del corazón, incluso los asesinos tienen cicatrices.
—Eres mi mejor amigo desde secundaria. Nunca