Sasha
La habitación era amplia, cálida y silenciosa. Color crema, con una cama tan grande que dos personas podrían dormir en ella sin rozarse. La chimenea aún no ha sido encendida, pero su sola presencia da una falsa sensación de hogar. La biblioteca en la esquina opuesta la escogí por ella. Sabía que vendría directo a ese rincón apenas cruzara la puerta.
Esta casa se la quité a alguien que no la merecía y lo hice pensando en Arya.
—El baño está en esa puerta —le señalo con la barbilla—. Y el closet en la siguiente. No tienes necesidad de salir de aquí si no quieres.
Ella me lanza una mirada con esa mezcla suya de sospecha e ironía.
—¿Me estás secuestrando? —una ceja se me eleva sola.
Malicia. Me nace natural.
—Aún no. Pero hago esto para que no te sientas incómoda con tantos asesinos a tu alrededor —mi voz baja un tono, más seria—. Giotto está con su padre en una habitación igual a esta. Puedes estar tranquila.
¿Tranquila? Qué jodida palabra para algo imposible entre nosotros.
—¿Y q