**Tharion**
Apenas entramos en la habitación, supe que me había metido en un lío.
El aire entre nosotros vibraba. Tal vez era su esencia, ese aroma cálido y fresco que se mezclaba con el leve temblor en sus dedos.
O tal vez era ese deseo callado que casi podía saborearse, como una corriente eléctrica contenida.
“¿Está en celo…?,” pensé al ver sus ojos fugaces, la forma en que evitaba mirarme directamente. “¿...o soy yo quien está al borde de la locura por tenerla tan cerca?”
Mi lobo aullaba dentro de mí. El deseo me lamía las venas con hambre salvaje, urgencia peligrosa.
Quería empujarla contra la cama, cubrirla con mi cuerpo, sentir su piel bajo mis manos, su voz jadeando mi nombre.
Pero ella estaba embarazada. Vulnerable.
No sabía si podría contenerme… si después de tanto tiempo sin una mujer, sin tocar, sin amar, sería capaz de frenarme una vez comenzara.
El silencio entre nosotros era espeso.
—Ven —le dije suavemente, ayudándola a sentarse recostada sobre los mullidos cojines d