**Lyra**
Dormirme fue imposible.
Me di vueltas en la cama hasta casi enredarme con las sábanas, como si algo en mi pecho me apretara por dentro.
Cerraba los ojos y ahí estaba él… Tharion, con esa sonrisa ladeada y la mirada cargada de una decepción que me perforó el alma.
—Eres una tonta —me susurré más de una vez—. Una cobarde.
Pero la verdad… es que estaba muerta de miedo.
Miedo de enamorarme de él.
Porque eso era lo que comenzaba a sentir. Cada vez que me hablaba, cada vez que me tocaba… cada vez que sus ojos me veían como si fuera lo más valioso del mundo.
Por fin, el agotamiento me venció.
Desperté con los primeros rayos del sol iluminando mi rostro. Parpadeé con lentitud, confundida al principio, como si no recordara dónde estaba.
Pero el calor del cuarto, el tenue olor a madera y hojas mojadas me trajeron de regreso a la realidad.
Me senté despacio, me desperecé y, sin pensarlo mucho, me levanté. Caminé hasta la habitación de Tharion.
Mi corazón latía con fuerza, pero una pa