Capítulo 2

Camila

Hoy es un día especial, puedo sentirlo en los poros de mi piel, el ánimo y miedo a la vez los siento en mi pecho, no es fácil saber que pronto podré salir a la libertad pero sin nada que me espere más que mi familia, aunque al parecer ya se olvidaron de mí, desde que estoy aquí dentro no han venido a visitarme, los extraño mucho pero también entiendo, -¿ quién querría venir a este pozo oscuro ?-.

He aprendido adaptarme y saber esconder mis temores, los débiles aquí no sobreviven, mis noches se volvieron un despertar continuo y los días la batalla por no buscar problemas y ocultarme de las miradas de las demás reclusas, mi vida podría valer menos que un puto jabón de tocador; de las peleas e insinuaciones me he librado bastante, mi mayor ventaja es saber esconderme y pasar desapercibida, más me vale ser un fantasma aquí.

Con el paso de las semanas Fey se volvió una especie de protectora, no me golpeó como yo esperaba, me dio la oportunidad de explicar lo que pasó en realidad, su aspecto rudo es su modo de defensa para sobrevivir, pero en el fondo es una mujer muy especial, que también tiene su historia. A solas platicamos horas interminables sobre lo que quería hacer cuando saliera, y siempre recordando que jamás me iba  a olvidar de ella, se había vuelto una luz en medio de tanta oscuridad

—¿Princesa estás lista? —Me pregunta Fey.  

—No lo sé Fey, ¡No lo sé!. Siento que algo puede salir mal —Muchas dudas saltan en mi cabeza y no sé qué pensar, 

—¡No seas cobarde princesita! si has sobrevivido aquí, es porque ya puedes contra todo, y siempre podrás contar conmigo Camila, y ya no seas tonta que me pondrás triste y no quiero llorar, ten toma 

—¿Qué es esto Fey?

—Pero que a la princesa se le ha jodido el cerebro y ya no sabe lo que es una tarjeta no me hagas reír. 

—Claro que se lo que es, pero yo ¿Para que la necesito? 

—Escucha bien princesita a pesar de que sabes defenderte y has demostrado ser fuerte, el mundo sigue igual o más jodido de cómo lo recuerdas, y si por algo necesitas ayuda ve a ese lugar y pregunta por Mimi, dices mi nombre y ahí podrán ayudarte —En la tarjeta decía "Crazy Paradise" me quedé mirando el papel un momento y asentí.

Nos dimos un abrazo prometiéndole que no me olvidaría de ella, 

—No regreses princesa, este no es lugar para ti.

—Fey aunque lo digas no podría abandonarte gracias por todo —Fey se agacho y se limpió una lágrima. 

—Mira que ya hasta sentimental me pusiste —Nos reímos con lágrimas en los ojos, de todo lo malo que pase en prisión lo único bueno fue ella y nuestra amistad. 

—Ya lárgate han venido por ti y no la cagues otra vez. 

—Claro que no Fey ya aprendí la lección —Me gire y ahí estaba Morgana esperando para llevarme a la oficina de la directora del penal.

Caminando por los pasillos escuchaba los vítores de las demás compañeras, pero ahora no eran de burla, si no de felicitaciones y buenos deseos, sin olvidar el buen humor de una reclusa un poco loca 

–Camila ya te vas, ahora te toca coger en nombre de todas nosotras, coge mucho y con muchos hombres– me reía de sus palabras o más bien gritos, creo que también la extrañare a ella.  

Llegamos a la oficina de la directora, Morgana me deja a la puerta de la oficina escucho que me ordena pasar, 

—Buenas tardes, directora.

—Buenas tardes Camila Bianchi, es satisfactorio poder verla y saber que en unas horas podrá salir a integrarse a la sociedad, pero aun te faltan muchos años por cumplir tu condena, pero gracias a tu buena conducta el juez a reconsiderado y admitió la petición de libertad condicional, y como sabes debes hacer trabajo comunitario para pagar los años que te quedan-

—¡Si lo sé! mi abogado me lo comunicó.

—Perfecto Camila en razón de eso deberás trabajar toda tu vida, te conseguí un empleo con la familia Ivanov, ellos se encargaran de darte trabajo y vigilar tus movimientos, mismos que yo sabré y cualquier error que cometas, te traerá de regreso aquí.

—¿Perdón? ¿Qué podría hacer yo ahí? —No entendía su propuesta, ya que sabía que la familia Ivanov era parte de la Bratva, o mejor dicho eran los jefes de dicha organización.

—Querida al parecer el encierro las vuelve un poco lentas del cerebro, ¡Te explico! la señora Ekaterina necesita una empleada y tú un trabajo, la familia Ivanov remunera muy bien a sus empleados domésticos, así que mejor opción no puedes tener, aunque puedes buscar por tu parte, pero te advierto no la tienes nada fácil —Tomó un papel y pluma  —Firma aquí —El 50 por ciento de tu sueldo será donado para la beneficencia  como parte del trabajo comunitario —No quería hacerlo pero no había otra salida, tome la pluma y plasme mi firma o mejor dicho mi nueva sentencia.

—¡Muy bien! aquí tienes —Me extiende una carpeta —Allí está el contrato debes llevarlo a la mansión Ivanov, allí te están esperando —Me quedo mirando la carpeta. 

—¿Cómo ahora debo ir? 

—¡Por supuesto! eso es lo primero que harás y recuerda esto no significa tú libertad absoluta,¡No te equivoques! De ti depende no regresar a este palacio.      

Antes de salir del penal me devolvieron mis pertenencias personales que llevaba el día, que me detuvieron, solo tenía un cambio de ropa que consistía en un pantalón de jean azul desgastado, una básica blanca, una camisa de jean, mi cadena de oro, zapatillas converse blancas, también me entregaron mi bandolera negra dónde tenía todos mis documentos, al salir lo que sentí fue indescriptible, corrí todo lo que pude hasta sentir que mis pulmones ardían, era la puta gloria, reí como una loca me había imaginado tanto este momento que mis pies sentían que no era pavimento lo que tocaban, eran nubes de emoción de libertad, la sensación del viento acariciando mi rostro me decía que era libre, que esta vez nada me detendría, era yo otra vez Camila había regresado. 

Me detuve un momento el ritmo de mi corazón era tan intenso como la alegría que sentía, necesitaba ver a mi familia abrazarlos y decirles que estaba bien, los extraño tanto; camine por más de una hora hasta llegar a la casa de mis padres, que se fuera a la m****a las órdenes de la directora, mi familia era más importante.

Pero nada salió como esperaba, al tocar la puerta de la casa salió atenderme una mujer desconocida 

—Hola —No entendí quién era y qué hacía en mí casa.

—Hola... ¿Usted vive aquí? —Me mira con intriga.

—¿Y tú eres? 

—Camila... Camila Bianchi estaba a gusto —Estrechó mi mano pero ella no la recibió.

—Ahh eres hija de los antiguos dueños —No entendía de qué me habla.

—¿Como antiguos dueños? 

—Después de tu sentencia vendieron todo y se que fueron a su pueblo. 

El problema era que no tenía dinero para buscarlos, tampoco sabía con exactitud su paradero, al salir de mi antiguo hogar, me sentí perdida no sabía para donde ir a quien recurrir hasta que recordé a Fey, tome el papel que me dio y fui directo a la dirección anotada. Al llegar al lugar me encuentro con un moreno pelado alto muy musculoso, estaba vestido de negro, también llevaba gafas oscuras, intente pasar pero él me detuvo.

—¿A dónde crees que vas? —Me detiene del brazo cuando intentó ingresar.

—Vine a ver a... —Rayos olvidé su nombre busco en mi cartera el papel que me dio Fey hasta que lo encuentro —Aquí está, vine a buscar a Mimi —Él solo se queda mirándome —¿YYY? Vas a dejarme entrar me mandó Fey.

—No me estarás mintiendo —Me cruzo de brazos y le respondo.

—Mira matón a mí no me intimidas, salí esta mañana del penal donde pase mil y unas, ahí conviví con Fey, ella me dijo que viniera si necesito ayuda y pues que crees ¡La necesito! —Me suelta y se acerca a mí oído.

—¡Frank! —Lo miro confundida —Ese es mi nombre y no soy matón, por cierto sabía que vendría una niña solo que tú... —Se queda analizando las palabras para decirme 

—¿Yo que?... Mira ¿Frank? No estoy jugando —Me cruzo de brazos mirándolo directamente a su cara.

—Puedes pasar, Mimi está en la barra —Dicho eso me dio el pase libre, entre por un largo pasillo oscuro con luces rojas, al pasar la segunda puerta me encuentro en un salón donde hay muchas mesas y varios caños distribuidos por el salón, también hay pequeñas tarimas enjauladas, era mi primera vez en un cabaret, a la vista era todo muy llamativo, seguí mí andar hasta que llegue a la barra allí encontré a un chico guapísimo y me acerque hasta él.

—¡Hola! Estoy buscando a Mimi —Deja los vasos que limpiaba y levanta la mirada.

—¿Tú quién eres? —Genial en este lugar todos preguntan por cada persona que llega es un fastidio, blanquee mis ojos —Tu no princesa —Señala con el mentón hacia atrás mío me giró y tenía a una chica vestida de empleada doméstica.

—Hola soy Mónica, ¡Vine por ti! —Me señala a mí.

—Disculpa pero no te conozco —Me giró para hablar nuevamente con el bomboncito y ya no estaba.

—¡Yo menos! pero la señora Ingrid informó que usted vendría hoy a la mansión —Esperen que dijo que ya me perdí, la señora Ingrid la directora del penal.

—¿Y cómo sabes dónde encontrarme? —Hoy definitivamente no es mí día.

—Porque... ¿No Sé? solo me mandó Greta a buscarte, pregúntale a ella y vamos que van a descontar el sueldo sino vamos ya —Me toma de la mano para llevarme y la detengo.

—No lo siento yo no iré a ningún lado contigo...

—¡Si vas a ir cariño! —Una voz nos interrumpe y aparece una mujer toda maquillada y vestida como si fuera a una fiesta —Primero está el deber, luego vuelve ¡Aquí te espero! —Me quedo muda no entendía qué pasaba.

—No entiendo ¿Quién es usted? —Me llevo una mano a mí cabeza.

—Soy Mimi y tranquila ve, no querrás hacer enojar al señor Ivanov ¿O si? —Asiento a lo que me dijo y salimos de allí pero antes de irme le hablo.

—Gracias y soy Camila —Sali junto a la chica y subimos a un auto que nos esperaba afuera, al cabo de 20 minutos ingreso por un enorme portón color negro, tenían un inmenso jardín lleno de rosas rojas, también había una hermosa fuente, y la casa WOW era una mansión enorme, el auto se detuvo nos bajamos. Sentí una mirada penetrante clavar su vista en mi anatomía, me gire encontrándome con un dios griego, pero la chica a mi lado hablo.

—Solo haces perder mi tiempo ¡Camina!  —Nos dirigimos hacia la parte trasera de la casa e ingresamos por una puerta creo es la cocina.

—¿Por qué demoraste tanto? —Una mujer alta robusta, que llevaba un uniforme diferente al de la muchacha le habla.

—Hubieras ido tú por esta —La señora dirige su mirada hacia mí y me sonríe.

—Hola soy Paula ¡La cocinera! Esta es Mónica ¡La sirvienta! —Se lo dice con sarcasmo.

—Un placer Camila —Extiendo mi mano para saludar.

—Bueno ya basta de saludos que en cualquier momento aparece Greta.

Sentí que mi estancia en esta casa no iba a resultar nada fácil, pero a enfrentar las cosas ya no más Camila débil.

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