Capítulo 3

—¡Hasta que llegas niña! —Greta es una mujer joven, alta, delgada, cabello colorado natural, tiene su rostro lleno de pecas y sus ojos son color verde oliva.

-Ho.. ¡Hola! Me llamo Camila Bianchi..—Hace una seña con su mano interrumpiendo  y no me dejó seguir hablando.

—No necesito presentaciones, porque decidiste irte a otro lado y no venir directo como te dijo Ingrid —Levantó su mano para mirar la hora en su reloj pulsera —Deberías haber llegado hace media hora —Empezó a caminar y la seguí.

—Disculpe usted ¡Greta! Pero él penal está lejos, no tengo dinero y tampoco soy el correcaminos- Le dije con ironía y Paula la cocinera soltó una pequeña carcajada y se ganó la mirada dura de Greta.

—Todos en fila ¡Ahora! —Obvio mi comportamiento y un total de veinte empleados se paró en fila uno al lado del otro.

—Como verás esta casa tiene mucho personal, no por eso serás impuntual, cada uno tiene asignado su trabajo. 

—Los de la esquina de delantal blanco son los cocineros —Que en total eran tres 

—Los de negro, chófer y mayordomo —Eran dos chófer y un mayordomo 

—Las de gris son las sirvientas que sirven a la familia —En total eran seis  

—Las de delantal gris oscuro las mucamas que limpian las habitaciones, cada uno de los amo tiene su sirvienta y mucama personal y por último los de azul son los jardineros —Que eran dos. Eran muchos empleados, vaya que esta familia tiene dinero.

—Ahora todos vuelvan a sus quehaceres —Cada uno volvió a su labor. 

—Tu ven conmigo —Me dijo y me llevó hacia un pasillo lleno de puertas.

—¿A dónde me lleva? —Abrió una puerta mostrándome mi cuarto supongo.

—¡Esta es tu habitación! La compartiras con Paula, también ahí en esa gaveta está tu ropa de trabajo, serás la mucama del joven Mijail —Saco ropa del armario y me la extendió. 

—Su habitación la limpiaras a partir de mañana, solo debes ocuparte de dejar todo impecable, subirás hacerlo cuando el joven baje a desayunar, tienes prohibido tener cualquier tipo de contacto con ellos —Me miró buscando mi respuesta y no le contesté —¡Entendiste!.

—Claro ¡No soy sorda! Cómo se supone que voy a limpiar su habitación y no lo veré —Me crucé de brazos esperando su respuesta 

—El joven Mijail baja a desayunar puntual y después sale junto a su padre el señor Vladimir Ivanov, a trabajar.

—¡Esta bien! —Levante la ropa de color insípido de la cama y la observaba detalladamente.

—¿Alguna duda? —Dejé la ropa sobre la cama y me gire para quedar frente a Greta.

—¡Sii..! Como voy hacer para no ver al señor Ivanov, a ver entiendo que si estoy limpiando y él entra como hago en ese caso, no tengo el poder de hacerme invisible.

—Llevo más de diez años trabajando con esta familia y jamás hubo una queja, en todo caso preguntale a tus compañeras las demás mucamas, y te recomendaría que guardes tu sarcasmo que aquí no ganaras nada —Me dio la espalda para retirarse y volvió 

—Solo recuerda que tienes prohibido hablar con ellos, si algún día pasa agachas la cabeza y baja a la cocina, y no te preocupes tanto el joven Mijail aborrece a las empleadas domésticas —Vaya tarea difícil me tocó "el joven Mijail aborrece a las empleadas domésticas" En este caso no me importa si le caigo bien pensé, total solo vine a cumplir mi condena, jamás volvería a confiar en un hombre, mucho menos me fijaría en un Ivanov, ellos están metidos con la mafia y es una de las cosas que más odio que Ingrid me haya enviado para aquí, mire a Greta y está se dio media vuelta para irse.

Greta salio y cerró la puerta dejándome en aquella habitación, era muy pequeña tenía dos camas y una mesa de noche en el medio, al frente había un armario doble empotrado a la pared, sólo había una pequeña ventana a lo alto, suspiré pensando que esto era igual que la cárcel, no tenía a dónde ir solo quedarme aquí a cumplir mi tarea para que pueda regresar con mis padres, fui hacia el armario y busque ropa de cama para tenderla, una vez que termine me recosté a pensar como iba hacer para enviarle dinero a mis padres, no sabía dónde estaban y tampoco sabía cuánto me pagarían mensual sin contar con que la mitad de mi sueldo será destinado a una ONG, estuve cinco malditos años pagando un delito que no cometí, y ahora debo pasar más años aquí sirviendo a esta gente, me tiré en la cama tapando mi rostro con la almohada, pensaba la forma de llegar al cabaret, se que Fey me mandó para ahí por algo, gire mi cabeza a mirar la hora del reloj, marcaban las 11:45 am. No había preguntado a Greta si podía salir en mis horas libres o si esas horas libres existían, me concentré mirando la pared blanca de mi nueva habitación, que no note cuando alguien ingresa y se sienta al lado mío.

—Ahhjj.. —Llevé mi mano a mí pecho.

—Tranquila que no muerdo —Extendió su mano para saludarme —¡Soy Paula! —Mire su mano y recibí el saludo.

—¿La cocinera? —Recuerdo haberla visto al entrar.

—¡Chef pastelera! Soy la encargada del postre —Se levantó de la cama y empezó a quitarse su uniforme.

—Vaya esta familia si que tiene plata —Lo dije en voz alta ya que pensé que lo había pensado.

—¡Camila! ¿verdad? —La miré un instante y asentí —La familia Ivanov... —Se quedó callada y fue hacía la puerta —Mira mejor vamos a dar una vuelta y así te cuento dónde estás metida —Ella siguió cambiándose y también sacó un toallón jabón y shampoo.

—¿Vas a bañarte?

—Si hay un baño con varias duchas al final del pasillo —Abrí mi boca un largo instante.

—Pero tranquila si quieres puedes usarlo en la noche por si te da vergüenza hacerlo con las demás —Dicho esto salió hacia allí, me quedé pensando que tal vez aquí nadie sabe que estuve en la cárcel, Greta no hizo mención alguna, pero eso no quería decir que lo supiera, en fin intenté esfumar estos pensamientos y espere a que Paula volviera del baño, unos veinte minutos después ya estaba lista para salir.

—¡Estoy lista! ¿Vamos? —Me puse un abrigo que Paula me prestó ya que el frío afuera era infernal.

—¿Estás segura de que puedo salir? —Se lo dije mientras salíamos de la habitación hacia la cocina.

—¿A qué le temes mujer? Sólo vamos por un café —Me giño el ojo —Espera aquí voy avisarle a Greta —Se fue y me quedé en la cocina viendo cómo preparaban todo para el almuerzo, todo aquí era lujoso, la vajilla era un sueño al igual que la mayoría de los utensilios, me detuve a mirar en el horno la carne asada que se estaba cocinando y mis tripas empezaron a sonar.

—¿Vamos? —Mire a mi costado tenía a Paula tomándome el brazo.

—¿Cómo sales a esta hora? Se supone que eres la chef repostera —Ella siguió caminando sin siquiera decir algo más que reír.

—¡Eres muy ingenua! —Solo dijo eso y me detuve.

—¿Por qué? Cuéntame tal vez así confíe en ti.

—Soy la chef ¡Pastelera! pero quién sirve el postre es el cheff, mis postres quedaron listos en la nevera, además solo están la señora Ekaterina y dos de sus hijos —Seguimos caminando hasta que llegamos a un bar y tomamos asiento.

—Por lo que escuché a Greta son cinco hijos —El mozo nos entregó la carta.

—Por favor nos trae ¿Agua? —Me pregunta y asiento.

—Muy bien dos aguas —Se fue y Paula me contestó.

—La familia Ivanov es de las más poderosas, también forman parte de la mafia, el señor Vladimir es el jefe de la Bratva, todos les temen- escuchaba atenta lo que Paula me contaba. —Tienen cinco hijos, cuatro varones y la niña Svetlana.

—Ahh con razón tanto personal —Dije mirando la carta y mi estómago empezó a chillar de hambre.

—¡No es un cuento aparte! —Suspiro y habló.

—¡Hay ya cuéntame! —Se lo dije y ella sonrió feliz.

—Bueno pero queda aquí —Asentí y habló.

—Antes que tú ingresaste a trabajar la mansión contaba con cuatro mucamas que se encargaban de la limpieza y de servirlos en el almuerzo o merienda, hasta que el joven Sergey se enredo con una de las mucamas, cuando el señor Vladimir lo descubrió la señora Ekaterina mando a despedir a todas las mucamas y tomaron nuevas, y hace una semana una de ellas salió embarazada y también la corrieron.

—¿Cómo? Pero porque la corrieron, acaso su bebé es uno de ellos.

—No esa niña estaba en pareja con uno de los choferes, ambos fueron despedidos.

—Tienen tanto dinero y les molesta que su empleada se embarace —No podía creer dónde estaba metida.

—Ya te dije es una familia muy poderosa, seguramente tu leíste tu contrato verdad —Ahí recordé que lo firme en el penal y apenas lo leí.

—¡Si claro! Sabes qué estaba pensando que mejor vamos a almorzar en la mansión no traje dinero y... —Me interrumpió y habló.

—¡No nada de eso! Yo pago se de donde vienes, y también sé que no leíste el contrato, pero solo te dire que lo que pase en la mansión queda en la mansión, lo demás no es relevante- Nos sirvieron el almuerzo y agradecí a Paula por su generosidad, luego de ello volvíamos a la mansión y decidí ir de una vez al cabaret.

—¿Conoces el cabaret de Mimi? —Paula se detuvo y me miraba con cara de incógnita.

—¿Por qué? —Nos quedamos paradas a mitad de la acera y le respondo.

—Es largo de contar, pero mi sueldo es donado a una ONG, porque te preguntarás simple, estoy pagando mi libertad condicional trabajando en la mansión, y una amiga del penal me dijo que si necesitaba ayuda busque a Mimi.

—¡Vaya..! Si que tienes problemas... Pero la paga aquí es buena, no creo que debas ir a trabajar allí.

—No sabes por todo lo que pase ni porque estuve presa, con el tiempo voy a contarte pero no me queda otra que buscar a Mami ¡Ayúdame! —Puse mis manos en súplicas y asintió.

—Mira voy acompañarte, pero no podré quedarme contigo cariño, debo volver a preparar la merienda —Le sonreí y caminamos hasta allí.

—¡Muchas gracias! Agradezco tu ayuda.. —Antes de irme Paula me detuvo.

—Ten así no vuelvas caminando, además no creo que sepas el camino de vuelta —Recibí el dinero porque efectivamente no conocía esta parte de la ciudad. Al irse Paula ingresé al cabaret nuevamente 

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