Camila
Llevaba una semana en la mansión con Mijaíl conmigo, los días fueron difíciles, ya que él nunca se callaba lo que sentía y no es que me molestara, pero no podía hacer como si nada hubiera pasado, tenía que hacer mucho para perdonarlo. Por suerte durante las mañanas me levantaba y no lo veía en la habitación, ya que se levantaba temprano a hacer ejercicios, habíamos llegado a un acuerdo luego de la absurda idea de dormir en el jacuzzi del baño, junto con la ayuda de Brais subieron a la habitación una cama que había en el cuarto del servicio, hable con Reina y me convenció de que lo mejor es que él estuviera lo más cerca posible, en el caso de un posible atentado.
Al bajar a la cocina a preparar mi desayuno me cruce con Brais en la sala y me entregó unos papeles que llegaron del bufete de mis abogados.
—¿Quién lo trajo? —Pregunte con intriga ya que supuestamente no recibiría correspondencia.
—No lo se señora, estaba en el buzón —Tome el sobre y lo mire y era efectivamente del buf