Tomó otro sorbo de agua, más largo que el anterior, con la esperanza de que eso lo hiciera desistir de seguir interrogándola.
—Es un refrigerador — comentó Alec de pronto, captando su atención—. Sirve para preservar los alimentos.
—Como la sal —murmuró ella, sorprendida.
Pero notó que los alimentos se veían más frescos que con cualquier método de conservación que conociera
—Sí, aunque este es más eficaz — añadió Alec, divertido por su reacción.
El silencio volvió a instalarse entre ellos, pero no era incómodo. Serethia observaba todo con detenimiento, recorriendo cada objeto con la mirada. Abría la boca, como si fuera a preguntar algo, pero se arrepentía enseguida y desviaba la atención hacia otra cosa.
—Eso es una estufa —explicó al notar que la atención de ella se había quedado en ese electrodoméstico—, sirve para…
—Se lo que es una estufa—replicó, indignada—, no somos cavernícolas. Pero… —bajó la voz, mirando hacia otro lado— es ligeramente diferente.
La dureza en su voz desapareci