Serena
—¿Yo? ¿Por qué? —pregunté, palideciendo.
—Se requiere que las compañeras asistan a la exhibición, ya que habrá un baile —respondió mientras giraba su copa, el líquido rojo danzaba dentro de sus paredes curvas.
—¿Como un baile de gala?
—Sí, un baile. La gente se aburriría si solo fuera una exhibición —comentó con una sonrisa casual.
Quise negarme, pero antes de que pudiera abrir la boca para decir algo, habló de nuevo, como si supiera lo que iba a decir. —No quiero escuchar un no, Serena. Si no vienes conmigo, entonces no asistiré al evento —su voz fue firme, sin dejar espacio a discusión.
Fruncí los labios durante unos segundos, luego respondí. —Está bien.
Los ojos de Carlos brillaron con emoción. —Bien, mi noche en la Manada Luz de Luna ya no será aburrida.
—Eso espero —comenté, esperando que no viera a través de la fachada que ocultaba mi decisión de irme esa misma noche.
Poco después, empujé la silla hacia atrás y me puse de pie. —Gracias por la comida.
Asentí con gratitud,