Cuando finalmente llegamos, Mazhar estacionó en un área tranquila, rodeada de árboles y una atmósfera de misterio. El lugar era un pequeño bar escondido, con una entrada discreta que prometía privacidad.
Al salir del coche, me sentí como si estuviera cruzando un umbral hacia lo incógnito. Mazhar se acercó a mí, y su mirada estaba llena de una mezcla de deseo y posesión.
—Confía en mí —dijo, extendiendo su mano hacia mí.
Miré su mano, dudando por un instante. Pero en el fondo, sabía que había tomado la decisión de seguirlo. Acepté su mano, sintiendo cómo una chispa de electricidad recorría mi piel.
Con un último vistazo hacia el camino que dejábamos atrás, di un paso hacia adelante, adentrándome en un mundo que prometía ser tan fascinante como peligroso. Era el momento de descubrir qué secretos guardaba Mazhar Arslan, y qué significaba realmente ser deseada por él.
Al entrar en el bar, la atmósfera cambió drásticamente. Las luces tenues y la música suave creaban un ambiente íntimo, pe