Capítulo 25. Titulo de amante
Yo me desperté antes que él, envuelta en las sábanas de su cama, sintiendo el calor de su cuerpo a mi lado. El miedo de la noche anterior aún me picaba la piel, un fantasma que se aferraba a la conciencia, pero la calma de tenerlo a mi lado era placentera.
Lo observé dormir, su rostro sin la máscara de seriedad de siempre. Por un momento, parecía solo un hombre, un refugio, lejos del profesor que me juzgaba y del jefe que evaluaba.
Fue en ese instante, en ese lapso de paz robada, cuando abrió los ojos. Y en ellos no vi ni sueño ni cansancio, sino una resolución firme.
—Voy a renunciar a la universidad —me dijo de pronto, y la voz le salió tan segura que me atravesó el corazón.
Sentí que me quedaba sin aire.
—¿Qué… qué dices? —pregunté. La posibilidad de que hiciera una locura me aterraba más que cualquier amenaza de Fabio.
—Ya no quiero seguir jugando a dos vidas —continuó, serio, mientras se incorporaba y se apoyaba en el codo—. No quiero estar frente a ti en un salón como si nada pa