Capítulo 1. El día en que todo cambió
El sonido de las campanas de la iglesia retumbaba en mis oídos como un eco lejano, marcando un ritmo que no coincidía con los latidos desbocados de mi corazón.Afuera, la lluvia caía con fuerza, golpeando los ventanales como si el cielo entero llorara la misma pérdida que yo.Delante de mí, el ataúd de madera clara estaba cubierto de lirios blancos, las flores favoritas de mi madre.El perfume dulce se mezclaba con el incienso, envolviendo el ambiente en un aroma sofocante que me hacía sentir que apenas podía respirar.No lloraba. No porque no quisiera, sino porque las lágrimas simplemente se me habían agotado.Desde que me dieron la noticia del accidente, una especie de vacío se instaló en mi interior, como si alguien hubiera arrancado de raíz mi alma y me hubiera dejado hueca.Tenía diecinueve años. Y me había quedado sola en el mundo.A mi lado, algunas voces murmuraban condolencias, frases repetidas, huecas, que no lograban atravesar la barrera de mi dolor.«Lo siento mucho», «tu
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