Capitulo 22

El reloj marcaba las 3:27 a.m. cuando el rugido del motor rompió el silencio en la entrada de la mansión. Las farolas apenas iluminaban el camino empedrado, y el auto de Maritza se detuvo bruscamente frente a la puerta principal. Sus ojos estaban enrojecidos, no de llanto, sino de pura ira contenida. Bajó del vehículo como una tempestad nocturna, con el cabello recogido de mala gana y los labios apretados en una línea tensa.

Las chicas del servicio, que dormían en el cuarto auxiliar, se despertaron al escuchar el portazo.

—¡¿Maritza?! —murmuró una de ellas, asomándose por la ventana—. ¿Qué hace aquí a esta hora?

—Fue a dormir a su departamento anoche… algo debió pasar —respondió la otra, saliendo en bata hacia el pasillo principal.

Una de ellas corrió a la habitación de Nelly. Tocó la puerta con insistencia.

—¡Señora Nelly! ¡Señora Nelly!

Se levantó adormilada, peinándose con los dedos mientras abría.

—¿Qué ocurre?

—La señorita Maritza acaba de llegar. Parece… fuera de sí. Subió direc
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