Aquella insistencia solo sirvió para que las sospechas de Lorena sobre Eduardo se afianzaran, volviéndose más agudas.
«Entonces, ¿no vino solo de visita? ¿Tendrá otras intenciones?»
La idea de que alguien se le acercara con dobles intenciones le resultaba intolerable, y su gesto, hasta entonces cordial, se transformó en seriedad absoluta.
Él notó el cambio en su semblante y su sonrisa vaciló, teñida de una incomodidad que apenas duró un instante. Se recompuso con rapidez.
—Tiene razón. De hecho, hoy vine por un asunto de suma importancia.
Su atención se desvió entonces hacia Valeria, y su mirada se suavizó, dejando traslucir un afecto profundo y sincero.
—He venido para pedirle formalmente la mano de Valeria.
Valeria, a su lado, mostró una actitud que decía "lo sabía", pero la cara de su madre reflejaba una perplejidad absoluta.
«¿No habían acordado ambas familias que hablarían de esto hasta el próximo año? ¿Por qué sacar el tema ahora?»
Valeria no le quitaba la vista de encima a Eduar