«De esa forma, si me rechaza, no será tan incómodo».
Eduardo siempre era así, se quedaba pensando todo por demasiado tiempo.
Pero, por el momento, era la única y mejor idea que se le había ocurrido.
De lo contrario, lo que le pasó hoy a Daniel era el ejemplo perfecto.
***
Mientras tanto, la noticia de que Daniel había ido a declarársele llegó a oídos de Alejandro.
El hombre rompió el bolígrafo que sostenía en la mano.
—¿Así que ese tipo fue a declarársele otra vez hoy?
Raúl asintió.
—Sí, señor. En serio, no me imaginé que se atreviera a tanto. ¿No le tiene miedo a nada? Volver a declarársele así…
No entendía qué pasaba por la cabeza de Daniel, qué clase de ideas tenía. ¿No tenía miedo o qué?
Ya se lo habían llevado una vez a la delegación, y aun así se atrevía a seguir buscando a Sofía.
—¿Y qué dijo el viejo de Constructora Horizonte?
Alejandro miró a Raúl, también algo confundido.
«¿A poco ese señor no puede ni controlar a su propio hijo? Si es así, ¿qué clase de padre es?»
Ya había h