Raúl también se percató de la situación y su expresión se tornó seria.
Alejandro adoptó un aire ofendido.
—Claro que no hay razones ocultas. Solo vine a trabajar, eso es todo.
Sofía lo miró con escepticismo.
—¿A qué te refieres con eso? ¿Estás diciendo que te estoy acusando injustamente?
Con una expresión de total sinceridad, respondió.
—Sí. Me estás culpando sin razón.
Ante la actitud tan descarada de su esposo, se sintió desarmada. Aun así, no pudo contenerse y le preguntó:
—Entonces, ¿por qué siempre estás en esta empresa?
Después de todo, si guardaba sus dudas por mucho tiempo, estas se acumularían hasta estallar.
Alejandro ladeó la cabeza y miró a Raúl, que estaba a su lado, como advirtiéndole que le siguiera la corriente.
—Estoy coordinando unos asuntos con el encargado de aquí. De hecho, él es el responsable de Altamira Desarrollos, la persona con la que estoy tratando.
Raúl captó la indirecta de su jefe y continuó la farsa con naturalidad.
—Así es, señorita. El señor Ruiz es el