Sofía, por su parte, ya estaba lista para lanzarse a un nuevo proyecto.
El mercado nacional estaba prácticamente saturado.
Sobre todo, después de haber asegurado a un gigante como Altamira Desarrollos, el resto ya no representaba un gran desafío.
Por eso, esta vez planeaba expandir sus operaciones.
Su asistente se acercó a preguntarle:
—Directora, ¿convoco a todos a una junta?
—Sí. A las diez en la sala de juntas, por favor.
Ahora que tenía una nueva visión, no pensaba quedarse de brazos cruzados. Estaba decidida a encontrar la manera de hacerla realidad.
Cuando los convocaron a la sala de juntas, todos llegaron desconcertados.
Intercambiaban miradas confusas, sin entender qué se traía Sofía entre manos.
A Lorena también se le veía preocupada. Sofía no había discutido la reunión con ella, por lo que no tenía idea de qué se trataba.
El recuerdo de la vez anterior, cuando la llamó a su oficina y ella simplemente no se presentó, todavía le causaba mucho malestar.
Valeria estaba sentada ju