Mundo ficciónIniciar sesiónARMANDO
Respiré hondo frente al lugar donde tenía que esperar a Annalena. El moño ya estaba en su sitio, pero mis manos no dejaban de ajustarlo una y otra vez.
Detrás de mí, las cuatro voces que más caos y cariño traen a mi vida no dejaban de hablar al mismo tiempo.
—Te ves perfecto, Armando —dijo Allyson, ajustándome la solapa.
—Sí, muy guapo —agregó Crystal con una sonrisa maternal.
—El más elegante de todos —comentó Katherine, peinando con cuidado un mechón rebelde.
—Y listo para perder la libertad —remató Aracelli ent







