Verdades a Medias.
Entré a la sala de reuniones con el estómago encogido, cada paso retumbando en el silencio tenso que se había formado apenas crucé la puerta. Los ejecutivos de Vance Corp. y Aliana Group ya estaban sentados, las miradas calculadoras recorriendo cada rincón.
Podía sentir cómo el aire se cargaba de electricidad, como si los muros mismos supieran que algo no estaba bien. Dorian no estaba, y su ausencia me daba un extraño alivio, y al mismo tiempo un escalofrío.
—Gracias por venir a última hora —dije, tratando de que mi voz sonara firme—. Tenemos que revisar los planos antes de que la situación se complique más.
Saqué los documentos cuidadosamente, cada hoja con marcas, evidencias de manipulaciones. Mientras hablaba, podía sentir que todos me observaban, analizando mis gestos, midiendo mis palabras.
—Estos planos —continué— han sido alterados deliberadamente. No es un error técnico, no es casualidad. Cada modificación apunta a un sabotaje intencional.
Los ingenieros de Aliana intercambiar