El eco del silencio
Narrado por Massimo
Había pasado un día entero. Veinticuatro malditas horas, cada una pesando como una roca sobre mi pecho, sin saber de ellas.
De Liana. De Oliv.
La casa estaba sumida en un silencio abrumador. Un silencio que nunca me había molestado hasta ahora. De hecho, lo había valorado. La quietud después de un día de caos en la oficina, la ausencia de ruidos domésticos que pudieran distraerme de mis pensamientos o de mis negocios. Pero ahora, ese silencio era un castigo. Se arrastraba por los pasillos, se colaba por debajo de las puertas, envolvía cada habitación como una mortaja.
Porque antes, ese silencio se rompía. Se rompía con las risas suaves de Oliv corriendo por la sala, sus pequeños pies descalzos golpeando el mármol, un sonido que solía ignorar, considerándolo un ruido de fondo. Se rompía con el suave crujido de los pasos de Liana bajando por las escaleras, ese andar ligero que apenas se percibía. Se rompía con su voz, llamándome desde la cocina, c