Raíces invisibles
Narrado por Liana
No dormí.
No pude, aunque lo intenté con todas mis fuerzas. La adrenalina de la fuga, el impacto de las revelaciones de Dante, y la inquietud por el futuro de Oliv, se mezclaban en un cóctel explosivo que mantenía mi mente en un estado de alerta constante. Me quedé en la habitación de Oliv, sentada en una silla de terciopelo suave junto a su cama, una pieza de mobiliario tan elegante que desentonaba con mi ropa arrugada y mi alma hecha pedazos. La vi dormir, su pequeño pecho subiendo y bajando rítmicamente, su rostro angelical iluminado por la tenue luz de la lámpara de noche. Afuera, la madrugada se deslizaba lenta, como si el tiempo mismo me estuviera dando espacio para entender… aunque no pudiera hacerlo del todo.
El silencio de la mansión era diferente al silencio de mi antigua casa. No era el vacío opresivo de la indiferencia, sino una quietud vigilante, llena de promesas de seguridad. Pero incluso en esa burbuja de protección, las preguntas ma