Capítulo 54. Lo que arde y lo que acecha.
POV: Irina
Desperté con la sensación de que la casa respiraba distinto. El lado de la cama de Gaspar estaba frío y deshecho, señal de que había pasado un tiempo considerable desde que se levantó; el reloj marcaba una hora temprana, poco después del amanecer.
Cuando toqué mi vientre —dos vidas diminutas y tercas latiendo— comprendí que el mundo ya no podía ser el mismo, y que el hombre que amaba era capaz de incendiarlo todo por protegerlo.
Me puse una bata de seda fría y salí al balcón. Florencia parecía lavada por la luz dorada de la mañana. Abajo, en el patio empedrado, Lupo conversaba con dos hombres. Susurros graves que no alcanzaba a oír, pero cuyo tono conocía: tensión, estrategia, defensa.
Cerré los ojos e intenté recordar únicamente el sonido de los latidos, de mis gemelos. Era mi único amparo contra el miedo que la carta de Serguei había sembrado.
Gaspar apareció en la puerta del dormitorio como una sombra que se volvía forma. Tenía la camisa remangada hasta los codos, el cue