Capítulo 45. Sensaciones inesperadas.
POV: Irina
La mañana amaneció distinta. Al abrir los ojos, el olor del café que María había preparado en la cocina me produjo un ardor de estómago.
Me llevé la mano a la boca y llegué apenas al baño antes de sentir un mareo que me obligó a inclinarme sobre el lavabo.
Respiré hondo, con el corazón desbocado. No era un dolor fuerte, sino una incomodidad desconocida, como si mi propio cuerpo quisiera transmitirme un mensaje que aún no lograba descifrar.
—¿Irina? —La voz de Gaspar llegó desde la puerta.
Me giré rápidamente, intentando parecer tranquila.
—Estoy bien, solo... me he mareado un poco.
Él me miró con esos ojos que nunca aceptaban excusas. Se acercó, me tomó del rostro y me obligó a mirarle a los ojos.
—No tienes fiebre —murmuró, rozando mi frente con los labios. —Pero estás pálida.
—No es nada —insistí, apartando la vista—; quizá dormí mal.
Gaspar entrecerró los ojos, como si ya hubiera descubierto la verdad. Pero no dijo nada. Solo me envolvió en sus brazos, apretándome contra