— Liam… — Gimió Alicia con los ojos cristalizados.
— Sácala de aquí… — Mandó Liam a Sebastián, quien sacó a Alicia de los baños, todavía sosteniéndola.
— Espera, espera, por favor, escúchenme, ella es una mentirosa, ella los está engañando… ¡No le creas! ¡No le creas, Liam! — Voceaba Alicia al tiempo que era empujada por Sebastián hacia la salida, hasta que sus gritos dejaron de escucharse.
— Señora Anderson… — Liam tragó grueso. — Perdón, Victoria… Lamento tanto todo esto, yo pensé que…
— Está bien… — Suspiró Ania con una expresión afligida, aunque por dentro bailaba y celebraba su triunfo. — Yo… Ahora solo quiero regresar a mi habitación de hotel para descansar, me siento tan fatigada…
Ania no se soltaba de los brazos de Liam, pues se suponía que debía seguir con su actuación, pero al mismo tiempo, se sentía tan bien, tan cálido y familiar, estar una vez más entre sus brazos, sentir de cerca su cálido aliento y poder inhalar el conocido perfume de su esposo.
Aunque el corazó