— Cuanta franqueza… — Comentó Sebastián levantando las cejas.
— Gracias, es mi mejor cualidad… — Ania lo miró fijamente, sería. — O quizás mi mayor defecto…
— Bueno, por suerte, señora Anderson, esto no le tomará mucho tiempo, el contrato ya está hecho a su nombre, con los mismos términos que se le dieron a la señora Gil, solo debe firmar y podrá volver pronto a su hogar y terminar el viaje… — Soltó Liam arrugando el entrecejo.
Había algo en esa mujer, algo que Liam intentaba encontrar.
Su tono de voz, sus gestos, sus movimientos, su caminar, su forma de expresarse como con un toque de altanería y orgullo, nada de eso era parecido a Ania, parecía que esa mujer, solo compartía un parecido físico con su exesposa.
Y, sin embargo, Liam no podía dejar de mirarla, estudiarla y analizarla, sintiendo que había algo más en esa mujer, algo más de lo que se veía a simple vista y que, como sea, él tenía que encontrar.
— Oh, que lastima que la señora Anderson desee volver tan pronto a su hog