Con un elegante traje ejecutivo hecho a la medida de color rojo que la señora Gil le había mandado a hacer a Ania para que la acompañara a algunas reuniones, llegó Ania a la empresa Carter.
Con una falda de tubo por debajo de la rodilla, y un top blanco cubierto por una chaqueta roja, un sombrero de ala ancha rojo puesto de medio lado y con su rubio y brillante cabello recogido en un elegante moño medio.
Ella también usaba unos tacones negrísimos combinados con la cartera del mismo color, Ania se veía elegante, seductora e intrigante.
En su rostro, sus azules ojos estaban delineados, resaltando sus largas, espesas y oscuras pestañas, el rubor enmarcaba y perfilaba su rostro, realzando sus pulposos labios que destellaban pintados de un color rojo pasión.
Nadie había visto antes a una mujer tan llamativa en ese lugar.
Los tacones iban sonando y al mismo tiempo, todos la iban observando, las miradas la perseguían mientras Ania meneaba las caderas por todo el pasillo, mientras levant