Capítulo 43
Rafael no volvió a su oficina. Con la mente agitada, entró en el ascensor y bajó directo al estacionamiento, sin notar que Leticia, su secretaria, lo seguía discretamente.
Cuando destrabó las puertas del coche, ella apareció detrás de él.
— ¿El señor está bien? —preguntó, con la mirada preocupada.
Él se giró, sorprendido, pero relajó el semblante al verla.
— Sí, Leticia. Solo necesito salir un poco. ¿Quieres venir conmigo?
— ¿Puedo?
— Claro que sí. Te estoy invitando.
Ella sonrió y entró en el coche, un poco nerviosa; era la primera vez que compartía un espacio tan íntimo con su jefe.
Minutos después, Rafael aparcaba frente a una de las cafeterías más famosas del centro de São Paulo. Bajó y se apresuró a abrir la puerta para Leticia, ofreciéndole la mano como un verdadero caballero.
Al ayudarla a salir, sus ojos descendieron involuntariamente por las piernas de ella, destacadas por la falda que se había subido un poco cuando se sentó. Tragó en seco. La corbata parecía apre