— ¿Está bien? — Preguntó Máximo, apretando con fuerza la mano de su esposa.
— Felicidades, señor y señora Collins, tendrán un niño. — Anunció el médico, mientras movía la sonda sobre el vientre de Isabella, dejando ver la figura del pequeño bebé que se formaba, a través de una pantalla.
Isabella se llevó la mano libre a los labios, los ojos se le llenaron de lágrimas, ella ya lo presentía, que sería un niño, pero ahora que lo había confirmado, el sentimiento de dicha era mayor.
— Gracias… — Murmuró Máximo. — Pero esa no fue la pregunta que le hice…
— ¿Qué? — El médico se giró, para mirarlo, confundido.
— Estoy feliz de que sea un niño… — Máximo miró momentáneamente a su esposa, para volverse hacia el médico con seriedad. — Pero la verdad, eso no es lo más importante, sea niño o niña, lo querré igual… Antes que nada, necesito saber si está bien, si está sano…
— Oh, claro, lo siento… — El médico sonrió algo avergonzado y volvió a girarse hacia la pantalla. Isabella no pudo evitar largar