amenaza.
Anne sentía algo extraño, tenía sueños, y muchas cosas, en ocasiones, no podía creer que hubieran sucedido tantas cosas en tan poco tiempo: la muerte de su abuelo, convertirse en CEO, ser heredera, casarse con Alexander, y ahora que se iba a convertir en madre. Ese día había decidido tomarse un día libre, hacer unas cuantas compras, necesitaba ropa nueva, tenía antojo de unas cuantas cosas del centro comercial.
El lugar era grande, y ese día iba sola. Generalmente iba con alguna amiga, pero ahora necesitaba estar sola. Miraba los escaparates, ropa para ella, aún no quería pensar en la ropa para el bebé, aún era demasiado pronto. Una mujer, de pronto, chocó contra ella. Era una mujer bella, elegante, y con una hermosa sonrisa en los labios.
—Oh, una disculpa —se disculpó la mujer con una sonrisa en los labios, iba distraída —, habló mientras miraba a la joven heredera, quien estaba un poco aturdida.
Anne miró a la mujer, y se quedó impactada. Era tan parecida a los viejos retratos de s