Tentaciones, charlas y más (3era. Parte)
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La misma noche
Bagdad
Sara
Dicen que los secretos son cadenas invisibles: algunos atan con culpa, otros hieren con verdades que nadie quiere escuchar, pero todos tienen el poder de cambiarlo todo. Y ahí está el dilema… ¿estar listos para recibirlos, para cargar con ellos? La verdad es que nunca lo estamos. Nos toca enfrentarlos de golpe, con el corazón en guerra y la mente hecha un caos.
Porque los secretos no son solo historias pasadas; son heridas mal cerradas, son silencios que pesan, son recuerdos que alguien decidió enterrar. Y yo… yo no quiero vivir de silencios ni de mentiras. Prefiero arrancar la venda, aunque duela, prefiero mirar de frente lo que los demás esconden como si así pudieran borrar lo ocurrido.
Quizá sea mi rebeldía, o mi necedad de soñar con un mañana distinto, pero estoy convencida de algo: no hay libertad sin verdad, aunque esta queme, aunque esta me parta en dos. Y si el pasado de mi madre, mi origen o la sangre que llevo a cuestas son secretos vergonzosos p