Amar duele (3era. Parte)
El mismo día
Bagdad
Yassir
Tener el corazón dividido no solo es agotador, es un tormento. Lo más cruel no es sentirlo, sino tener que decidir. Porque en el momento en que eliges, sabes que alguien saldrá herido, y ese golpe lo darás tú con tus propias manos.
Uno quisiera creer que después habrá tiempo para enmendar, que siempre habrá una oportunidad de recomponer lo que rompiste. Pero no es así. Hay errores que no tienen vuelta atrás, como agua que se derrama y nunca vuelve a la vasija.
La verdad es dura: haga lo que hagas, alguien a quien amas sufrirá. Y en ese punto, cualquier decisión deja de ser un triunfo y se convierte en una pérdida inevitable. Quizá esa sea la enseñanza más amarga: que no todas las batallas se ganan, y que a veces solo queda asumir el daño, cargar con él y seguir adelante.
Yo estaba con el corazón dividido desde el instante en que Ibrahim pronunció aquellas palabras que aún me zumbaban en los oídos. Decía que mi madre estaba en el hospital, que debía ir de inm