Capítulo 125
Pasaron varios días.
No le puse atención a las amenazas sin sentido de Sara, estaba ebria y decidí ignorarla sacándola de la habitación.
Mercurio había desaparecido desde la boda, nadie sabía exactamente dónde estaba, pero todos lo intuíamos. Estaba bebiendo en una fiesta interminable de fin de semana.
Yo seguía en reposo, cuidando a mi bebé, Intentando mantener serena, aunque por dentro me que todo estaba por estallar.
Esa noche por fin apareció, Mercurio llegó ebrio.
Entró tambaleándose, con la ropa arrugada, la mirada perdida, despeinado , El olor a alcohol me revolvió el estómago y sentí náuseas
—Volviste —le dije en voz baja —¿Dónde estuviste metido?
Él asintió sin decir nada, cerró la puerta y se acerco intentando darme un beso que esquivé
—No puedes seguir así, Mercurio, no puedes destruirte de esta forma, me prometiste que ibas a cambiar —le dije, tratando de sonar firme, aunque mi voz temblaba —. Tienes que volver al buen camino, trabajando con el Alfa Xavier,