Capitulo 17
Xavier devoraba mi cuello justo sobre la marca que nos unía. Esa pequeña cicatriz ardía al contacto de su lengua y sus colmillos. Esa marca era la prueba de que yo le pertenecia, que era suya.
Mi mano bajó, lenta deslizándose por su abdomen hasta colarse dentro del pantalón. Sus músculos se tensaron en cuanto mis dedos envolvieron su verga.
Estaba dura, gruesa, palpitante, parecía que llevaba horas esperando por mí. Soltó un gemido ronco, mientras su cuerpo temblaba bajo mi control.
—¿Lo sientes? —gruñó contra mi oído, con la voz cargada de deseo—. Cada vez estamos más conectados, Mía… Esta verga te pertenece.
Sus colmillos salieron, y empezó a lamerme el cuello, como si saboreara mi aroma, mientras yo lo masturbaba con movimientos lentos, debo decir que era excitante saber que yo tenía su dominio.
—Siento cómo late por mí —susurré, besando su mandíbula—. Está rogando por mi boca.
—Ya te dije que quiero que juegues con esos labios tuyos. Mamamé con la boca, Mía… hazlo aho