CAPÍTULO 38
EMILIANO FERRER
Significa todo.
Satisfechos quedamos después de saciar las ganas que teníamos, y no solamente de tener a mi Principessa en la oficina. Fue todo lo que terminamos haciendo entre estas cuatro paredes. Amarnos fue una cosa deliciosa, y si por mí fuera la tomaría otra vez y la haría mía todo lo que resta del día.
Nos encontramos acostados en el sofá, reposando totalmente en silencio; estamos de lado, frente a frente. Ella apoya su cabeza en mi brazo derecho mientras mi mano izquierda le da caricias por su rostro. Ella se deja, con los ojos cerrados, serena a mí, toqué.
—¿Por qué eres tan hermosa? —le digo en voz baja. Ella abre los ojos y sonríe.
—No lo sé, creo que los genes de mis padres —pronuncia con su voz suave y tranquila.
—Amor, lo menos que hemos hecho es hablar y se supone que a eso vine aquí, quiero que me digas lo del documento.
—Es cierto, pero eso no lo decías hace un rato cuando gemías —le digo entre risas. Y su cara se sonroja.
—¡Tonto!, no me d